Paola Ituarte
14 de septiembre. La mañana siguiente a los ataques entre la sección 22 del SNTE y tutores que apoyan a la sección 59, la primaria Ricardo Flores Magón se observaba devastada por las piedras y cohetes que cayeron dentro y fuera de sus muros.
Una vez terminado el enfrentamiento ingresó a la institución el agente del ministerio público y posteriormente un grupo de maestros que desde entonces permanecen resguardando las instalaciones.
Los vigilantes se encuentran en un edificio que tras convertirse en campo de batalla la tarde del miércoles, se encuentra con piedras por doquier, vidrios rotos en las aulas, y vestigios del fuego de los cohetes y bombas molotov en los pisos y paredes.
En los salones se observan libros quemados y sillas desordenadas.
Las casas aledañas también resultaron afectadas al quedar con los vidrios de sus ventanas rotos y quemaduras en las puertas y muros. Asimismo desaparecieron algunos barrotes o tubos que sostenían mayas ciclónicas y que en el enfrentamiento se convirtieron en bazucas.
Dos camionetas de transporte público estacionadas a un costado de la institución tenían abolladuras y una de ellas el espejo retrovisor roto.
Por la mañana, José Isabel Piscil, padres de familia, intentó llevar a su hijo a clases y encontró que los maestros “estaban muy agresivos… había maestras también que agredieron a mi esposa verbalmente, se burlaron… olían alcohol, tenían una botella de pata de elefante y la tenían llena de mezcal o aguardiente no se, y estaban tomando, dentro o fuera de la escuela”.
Durante el día se respiró en la primaria una tensa calma, mientras que en las calles aledañas aún se observaban alguna rejas llenas de rocas, en tanto que la via que da acceso a la puerta principal de la institución permanecía cerrada por automóviles.
Elementos de la Policía Prevetiva Estatal resguardan la zona.
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