Adriana Ramos
05 de octubre. Hay quienes definen a la fotografía como un instante reflejado, un arte con mensaje o un registro perfectamente realista y objetivo del mundo visible; para el fotógrafo huajuapeño Estanislao Ortiz, es simplemente “otro medio de expresión”.
Nacido en Huajuapan de León y egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas en México, inicio su carretera en el año de 1980, cuando tomaba un taller que impartía la fotógrafa Kati Horna.
Los huajuapeños recordarán que en ese año la ciudad casi se destruyó a consecuencia del temblor del 24 de octubre.
En ese entonces, a sus 24 años, decidió visitar su lugar de origen, que encontró casi en ruinas.
“En el temblor era lo que sabía hacer, cuando llegó vio a Huajuapan en ruinas y lo único, como una terapia comenzó a hacer fotografías para disipar el dolor que veía en la población y en el… La imagen del portal derrumbado es la mas significativa, es una serie que gira en torno al a arquitectura, casi no esta presente el elemento humano, porque era un interés en ese momento fotografiar la arquitectura”, comentó.
De ese trabajo salió una serie de 75 imágenes.
A lo largo de su trayectoria el fotógrafo ha realizado diferentes trabajos sobre la región Mixteca, relacionados con las fiestas y costumbres en las comunidades, también sobre diferentes paisajes de la región, uno de los más destacados es un ensayo sobre la arquitectura del exconvento de Coixtlahuaca.
En 1989 consideró necesario documentar visualmente los recuerdos de su infancia relacionados con “La Matanza”, pero principalmente para dar un punto de vista y conformar un trabajo visual de esa importante labor que reúne a familias de varias comunidades.
“Recuerdo que mi papa nos llevaba cuando era pequeño, recuerdo que recorríamos los corredores entre montañas de cabezas o caderas… en ese trabajo fui documentando lo que iba descubriendo, pues no llevaba investigación y no tenia información, sobre la marcha descubrí e investigue y así forme una opinión en relación a La Matanza”.
En sus primeros días solo observó como mataban a los chivos, como los destazaban y todos los demás procesos; con el paso del tiempo se percató DE que “La Matanza” no sólo era lo que acontecía al interior de la exhacienda cada mes de octubre, sino que implicaba más meses de trabajo, desde la cría del ganado hasta su selección.
De 1989 a 1992, regresó año con año a presenciar los preparativos del evento para documentar a través de la fotografía lo que acontecía, sin embargo, su trabajo fue más allá de sólo portar una cámara y dispararla, pues hubo días en los que no tomaba ni siquiera una imagen debido a que se dedicaba a escuchar las experiencias que le compartían los trabajadores.
Es así que Estanislao Ortiz define a La Matanza como un intercambio no sólo comercial sino social, pues a través de ella, familias de diversos lugares comparten experiencias sociales, anécdotas, costumbres y tradiciones.
Tras 4 años de investigación, y después de 3 meses de selección entre más de mil imágenes, finalmente el trabajo aterrizó en la exposición “El chivo expiatorio”, formada por 37 fotografías en blanco y negro de “La matanza”.
El primer lugar donde presentó esta serie, que más que un grupo de fotografías es un discurso visual, fue la galería Quetzali, de la ciudad de Oaxaca en 1994; posteriormente Estanislao donó 6 fotografías al Museo Regional de Huajuapan; y actualmente hay 8 imágenes en la exposición colectiva “De la Mixteca” en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, en la que 7 fotógrafos muestran aspectos de esta región.
“El chivo expiatorio” se presentará por primera vez en Huajuapan a partir del 19 de octubre, como parte de las actividades del Festival de la Matanza.
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