Griselda Celis
8 de marzo. Aurora Elizabeth Osorio Silva tiene 33 años de edad, es casada y madre de una pequeña de 7 años y un varón de 9. Durante toda su vida, hasta hace 7 meses se dedicó a cumplir con sus obligaciones de madre y esposa manteniendo el orden y trabajando en un banco de Huajuapan; sin embargo, en agosto de 2007, le detectaron cáncer de mama y desde entonces busca vivir sólo para estar bien y disfrutar de las cosas que no pudo hacer antes por falta de tiempo.
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Aurora descubrió que había una bolita en su seno derecho en marzo del año pasado y acudió a dos médicos para descartar las posibilidades de cáncer. El primero de ellos le dijo que sólo era un absceso o bolita de grasa, el otro tardó dos meses en practicarle una mastografía y tras efectuarle una biopsia, le descartó el cáncer.
Fue una tercera opinión la que le dio un diagnóstico acertado. Así, el 14 de septiembre de 2007 se realizó una mastectomía radical, es decir, le quitaron el seno y comenzó su tratamiento contra el cáncer a base de 6 quimioterapias, una cada 21 días. Actualmente está por comenzar una serie de 25 radiaciones para erradicar por completo las posibilidades de que resurja el mal.
Aurora asegura que el tratamiento fue doloroso física y emocionalmente, sin embargo, no se dio por vencida como otras mujeres que regresan a la segunda quimioterapia, por el contrario, desde que supo de su enfermedad, sintió la necesidad de invitar a otras mujeres autoexplorarse y sobre todo, quererse y ponerse atención así mismas antes que a nadie.
“Hay mujeres que no quieren ir al médico, tienen miedo a que les quiten en seno. Depende mucho de ti y por miedo dices que no vas porque es cáncer y los médicos no te van a estar buscando. Yo pienso que es cuestión de pena y de cobardía”, dijo.
Además de la enfermedad y el tratamiento, Aurora tuvo que enfrentar el mal sabor de boca de la discriminación, pues se quedó sin cabello a causa de la quimioterapia, sin mencionar que la preocupación de sus hijos los hizo inestables en la escuela y hasta cierto punto se alejaron de ella.
El formar una asociación civil para personas con este mal e incluso para mujeres maltratadas al interior de la familia, es otra de las tantas cosas que ahora quiere emprender, además de estudiar danza, retomar la poesía y dibujar.
Expresó que “es importante para disfrutar las cosas buenas de la vida y ver mas allá de los h horizontes, hay que luchar contra esta enfermedad por mí, no por los demás y ser un ejemplo de vida. Antes mi vida era trabajo, hijos, casa, la rutina de siempre, ahora ya no, hay que disfrutar la lluvia, el aire, el sol, la risa de tus hijos, un abrazo porque no te das tiempo de verlos crecer y apapacharte tu misma y darte gusto y decir que bonita me veo, valorar tu cabello, ahora que no tengo quiero que salga y decir que bonito”.
También recomendó a las mujeres en general, a chocarse y a sus esposos, estar al lado de sus parejas, ya que uno de los fenómenos que observó al ir a las terapias, era ver solas a las mujeres: “lo que recomendaría es que como mujer te estés checando, ir con tu ginecólogo y con un doctor que te sepa asesorar y te diga que hacer. Si tienes una bolita, no guiarte sólo en que es grasa, sino que te la saquen y mandarla a estudiar, porque te la detectas y por miedo dices que no vas porque tienes miedo a que te digan que es cáncer”.
Aurora Elizabeth finalizó su testimonio expresando qué es lo primero que hará cuando termine su tratamiento, del cual terminará por desintoxicarse aproximadamente dentro de cinco años.
“Quiero ir a sentarme al parque a comer un helado tranquila, un helado grande, tengo proyectos de vida, lo que no hice antes lo voy a hacer, quiero bailar, retomo pinturas y mis versos, porque lo dejé de hacer por el trabajo, el estrés en que vives es lo que más te perjudica, vivir la vida bien, siempre estar alegre y hacer lo que quieres hacer y no limitarte por el tiempo. No sabes si mañana estarás bien o no”, puntualizó.
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