Andrea Martínez
06 de junio. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser criticado a causa de sus opiniones, el de investigar, recibir información y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación por cualquier medio de expresión, así lo señala el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Una prensa independiente es el componente esencial de la libertad de expresión e igualmente importante como actor clave en la protección de estos derechos.
No obstante, alrededor del mundo, tanto en la guerra como en la paz, muy pocos estados toman en serio sus obligaciones al respecto. En situaciones de conflicto, tales como los Medio Oriente, más que ofrecer protección antes serios peligros que enfrentan los periodistas, las autoridades restringen la capacidad de éstos para informar libremente.
Es fácil olvidar que los periodistas también son ciudadanos. Un poco alocados, a veces imprudentes, pero con el mismo derecho a recibir protección como cualquier otra persona.
Cuando les disparan, les arrojan bombas, son usados como rehenes o son enviados a prisión tan solo por hacer su trabajo, se trata de crímenes.
Y cuando estas violaciones de derechos humanos contra periodistas se cometen durante conflictos armados, constituyen crímenes de guerra.
En México el Día de la Libertad de Expresión lo estableció el gobierno del Presidente Miguel Alemán Valdez el 7 de junio de 1951.
En 1976, el presidente Echeverría añade a esta celebración, la entrega del Premio Nacional de Periodismo a los más destacados miembros de la prensa escrita y electrónica por sus trabajos desarrollados durante el año anterior en los diversos géneros periodísticos.
A lo largo de la historia de México, hay actos que denuncian las relaciones entre la prensa y el gobierno, las cuales han sido complejas, contradictorias y costosas.
En los últimos años las estadísticas señalan que las agresiones contra periodistas, cada vez son más graves, con homicidios y desapariciones.
En el país durante el 2006 se presentaron 64 quejas, mientras que en el 2007 aumentó a 84 el número de inconformidades, de las cuales cuatro son de desapariciones de reporteros.
México es considerado el segundo lugar después de Irak en agresiones contra periodistas, donde el Distrito Federal ha recibido mayor números de quejas, seguido de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz.
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