10 de diciembre. La presa de San Francisco Yosocuta, que abastece de agua a la mayoría de los hogares de la ciudad de Huajuapan de León, se encuentra al 101 por ciento de su capacidad, de acuerdo con el reporte más reciente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), lo que garantiza el suministro a los usuarios al menos durante los primeros meses de 2025.
Este dato es relevante porque la ciudad vivió una de las crisis hídricas más graves de los tiempos recientes, como resultado de la sequía severa de los dos últimos años. En los momentos más severos de la crisis, la presa “Lázaro Cárdenas” llegó a sus niveles históricos más bajos, al grado de que se podía caminar sobre la bóveda de la iglesia del antiguo pueblo, la cual había permanecido sumergida durante más de medio siglo.
En términos económicos, la crisis hídrica se reflejó en el incremento de los precios de las pipas de agua, las cuales cuadruplicaron su valor, llegando a costar dos mil 500 pesos, además de que los tiempos de espera se prolongaron hasta más de un mes.
Lamentablemente los ciudadanos tenemos una memoria muy corta, pues una vez que empezó la temporada de lluvia –que afortunadamente este año fue generosa– olvidamos las prácticas de ahorro y uso racional del agua, y retomamos las malas prácticas, como si la grave situación que tuvimos que padecer fuese un acontecimiento irrepetible. Prueba de ello es que en fechas recientes se ha reportado que una gran cantidad de basura está llegando al vaso de la presa, y no es la que suele ser arrastrada por las lluvias, porque hace un buen rato que dejó de llover, sino la que las personas arrojamos al drenaje.
Es verdad: el nivel actual de la presa es del 101 por ciento, pero esta cifra es por demás engañosa porque su capacidad de almacenamiento se ha reducido dramáticamente. Baste mencionar que hace diez años el ingeniero Héctor Hernández Castellanos, ex titular de la Comisión del Río Balsas en esta región, ex subdirector de Obras Hidráulicas en la Mixteca y constructor de la presa de Yosocuta, estimaba que su vida útil estaba a punto de terminar, y que su capacidad real de almacenamiento sería de solo un 20 por ciento, aproximadamente.
Arrojar basura a los drenajes, a las barrancas o a los cuerpos de agua es una práctica irresponsable que aumenta los azolves de la presa pero también sus niveles de contaminación, que de por sí son muy altos.
La crisis hídrica que vivimos en Huajuapan y en gran parte del parte del país en los últimos años no solo no es pasajera, sino que tenderá a agravarse conforme pase el tiempo, no solo porque cada vez hay una mayor demanda como resultado del crecimiento de los centros de población, sino porque los seres humanos seguimos empeñados en prácticas inadecuadas que más temprano que tarde se vuelven contra nosotros mismos.
Es tiempo de reflexionar. A diferencia de lo que reza el refrán, lo que hoy debemos decir es “Agua que no has de beber… ¡no la dejes correr!»
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