27 de agosto. La reforma al poder judicial, tiene las intenciones de modernizar y optimizar el sistema judicial, pero presenta una serie de desventajas y riesgos que no deben ser ignorados. Estos desafíos abarcan desde la urgencia en la actuación de las fiscalías que podría afectar en la separación de poderes, los peligros inherentes a la intervención del crimen organizado y la influencia política en las decisiones judiciales.
La reforma podría afectar el equilibrio entre los diferentes poderes del Estado, facilitando una mayor injerencia del Ejecutivo en el Judicial. Si la selección y promoción de jueces se politiza o se manipula para favorecer a determinados intereses, la independencia del poder judicial se verá comprometida, debilitando el sistema de frenos y contrapesos esencial para el buen funcionamiento de la democracia.
La reforma también podría abrir puertas a la intervención del crimen organizado en el sistema judicial pues podrían intentar influir en los jueces y en los procesos judiciales para asegurar decisiones que favorezcan sus intereses, aumentando este riesgo la falta de mecanismos de protección adecuados para los jueces y el personal judicial.
Si la reforma no asegura un proceso de selección imparcial y transparente, es probable que los jueces sientan una presión indebida para tomar decisiones que favorezcan al gobierno en turno, reflejando lealtades políticas más que la justicia objetiva.
La reforma podría también facilitar la imposición de sanciones injustas, especialmente en épocas de elecciones, que pueden llevar a una mayor presión sobre el sistema judicial para emitir sentencias que favorezcan a ciertos candidatos o partidos. La posibilidad de recibir llamadas de políticos para influir en el resultado de los casos que añade otro riesgo, comprometiendo la imparcialidad de la justicia.
La reforma judicial afecta a todos los sectores de la población en algo de lo que ha sido hasta horita beneficio para la ciudadanía, que es la seguridad, porque donde no hay jueces independientes será difícil eliminar la impunidad aumentando así la inseguridad, además las inversiones se van, disminuyen los empleos, no hay abasto. Pero sobre todo si alguna autoridad te afecta con algún embargo, multa o detiene no habrá un juez que te ampare y proteja.
Si bien la reforma al poder judicial busca mejorar la eficiencia y la transparencia del sistema judicial, es esencial que se aborden y mitiguen las desventajas y riesgos asociados.
Para que la reforma sea verdaderamente efectiva y justa, debe garantizarse que el sistema judicial mantenga su independencia y capacidad para administrar justicia de manera imparcial. Solo con un enfoque equilibrado y bien estructurado se podrá lograr una reforma que fortalezca el estado de derecho sin comprometer los principios fundamentales de la justicia.