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EDITORIAL. Los vacíos de información y las fake news

12 de julio. A mediados de esta semana, el Ayuntamiento de Santa María Alotepec, Mixe, emitió un comunicado por medio del cual dio a conocer la implementación del “toque de queda” en ese municipio porque “se especula la presencia (en la zona) de una red de secuestradores dedicados al tráfico de órganos”.   

Tanto la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) como la Secretaría de Gobierno desmintieron la existencia de una banda criminal en esa zona, al informar que la Policía Estatal y la Guardia Nacional investigaron el caso sin encontrar pruebas que sustenten esa versión, por lo que llegaron a la conclusión de que se trata de información falsa.

Las noticias falsas o fake news que se difunden a través de las redes sociales se han convertido en un recurso que utilizan muchos creadores de contenido digital, conocidos como influencers para monetizar sus cuentas a través de publicaciones con titulares llamativos que no corresponden al contenido, de supuestos mensajes de autoridades alertando a la población sobre riesgos de seguridad inexistentes, o de hechos reales pero ocurridos en otro tiempo o en otro lugar del país, e incluso en el extranjero.

Este tipo de publicaciones que son replicadas de buena fe por ciudadanos y en algunos casos, como el que nos ocupa, por autoridades afectan a la población porque en muchas ocasiones generan un clima de temor que lleva a tomar medidas que afectan la vida cotidiana, como las que se adoptaron en Alotepec. En el peor de los casos llevan a cometer verdaderas atrocidades como las que se han registrado en diversos puntos del país, entre ellos Ajalpan, Puebla, donde fueron linchados dos encuestadores a quienes confundieron con “secuestradores” o en Acatlán de Osorio, también en esa entidad, donde dos hombres inocentes fueron quemados vivos por una turba que se dejó llevar por noticias falsas de este tipo.

Es cierto que las redes sociales tienen infinidad de beneficios, pero también constituyen un grave riesgo cuando no son utilizadas de manera adecuada. De ahí la necesidad de que los ciudadanos verifiquen la información que reciben, apoyándose en los medios convencionales cuya trayectoria garantiza la confiabilidad de la información que difunden. Si en el caso de los ciudadanos esto es importante, en el de las autoridades lo es mucho más, no solo para verificar la información que circula en las redes sociales, sino también para utilizar los medios confiables para comunicar a los ciudadanos sobre sus obras, acciones y disposiciones.

En todos los casos es importante observar reglas básicas para valorar la información que se recibe a través de las redes sociales, entere ellas las siguientes: No compartir cadenas, sobre todo cuando su origen es desconocido; revisar quién creó la información que se recibe; leer toda la publicación, no solo el encabezado; revisar la fecha de la publicación original; y comparar la información con fuentes confiables. 

Es bien sabido que los vacíos de información se llenan con rumores o información falsa que provoca desorientación a los ciudadanos, que puede provocar daños graves, como los mencionados anteriormente, y en algunos casos reclamos de las propias autoridades que consideran que la información que se manejó en los medios debió haberse transmitido con un enfoque diferente.

Los vacíos siempre se llenan, y en el caso de la información esto aplica puntualmente.

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