08 de marzo. Desde el inicio de este año el estado de Oaxaca ha enfrentado una crisis mucho más severa de la que se ha vivido en el mismo periodo de años anteriores: la de los incendios forestales.
De acuerdo con datos oficiales, al corte del 29 de febrero se habían registrado 51 incendios en la entidad, los cuales habían devastado un total de mil 737 hectáreas, entre ellas mil 580 de bosques.
Entre los más devastadores registrados en lo que va del año destaca el de la zona de San Lucas Quiaviní, San Felipe Güilá y San Pablo Güilá, en la región de los Valles Centrales. Este siniestro afectó en un primer momento 700 hectáreas y provocó la muerte de cinco comuneros que se habían sumado a las brigadas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y de la Comisión Estatal Forestal (Coesfo) para participar en el combate al fuego.
Aunque el martes se había declarado controlado y liquidado en su totalidad, este jueves se reactivó.
Esta ola de incendios ha afectado principalmente a la región de los Valles Centrales, pero también a la de la Mixteca. En esta última se han registrado al menos ocho, dos de los cuales permanecen activos, uno en San Juan Ihualtepec y otro en Río Metate, en la zona Triqui. A pesar de que este último inició el 25 de febrero, las brigadas no han podido ingresar a la zona por causa del conflicto entre las organizaciones con presencia en esa micro región.
Un dato importante es que, de acuerdo con las autoridades, la mayoría inmensa de los incendios han sido provocados por la mano del hombre, generalmente por descuido o negligencia, aunque tampoco se ha descartado que algunos de ellos, principalmente los que se han registrado en zonas de conflictos agrarios o políticos, pudieran haber sido provocados de manera deliberada. En este último caso se podrían encontrar los del año pasado en la zona limítrofe entre San Juan Mixtepec y Santo Domingo Yosoñama, donde las brigadas se tuvieron que replegar por los disparos de armas de fuego realizados mientras combatían las llamas, y los de la zona Triqui.
Otro dato preocupante es el que reveló el delegado de la Conafor en Oaxaca, Oscar Mejía Gómez, quien mencionó que los incendios de este año son atípicos, pues en años anteriores la situación que hoy se está viviendo se registraba en los meses de abril y mayo, y no en enero y febrero como ocurrió en el actual.
El hecho de que este año se haya adelantado la etapa crítica de los incendios forestales no es obra de la casualidad sino resultado de diversos factores entre los que destacan la sequía severa que se registró en gran parte del país durante los dos últimos años y el aumento de las temperaturas en el planeta, como consecuencia del daño que los seres humanos hemos ocasionado al medio ambiente.
El de los incendios forestales no es un tema menor: a los daños directos que provocan, como la pérdida de vegetación y especies animales, así como la degradación de los suelos, se suman los indirectos como la erosión, la contaminación del aire y de los cuerpos de agua, y el calentamiento global.
A esto hay que agregar la pérdida de vidas humanas como la que se ha registrado en años anteriores también en la Mixteca, en municipios como Zapotitlán Palmas, Santos Reyes Tepejillo y Magdalena Peñasco, por mencionar solo algunos.
La situación que hoy se vive en este aspecto nos debe llevar a una reflexión profunda, pero sobre todo a tomar acciones que contribuyan a revertirla. Definitivamente es urgente modificar las prácticas inadecuadas que hemos realizado durante siglos, las cuales han provocado una grave afectación al planeta.
No podemos seguir dañando la naturaleza por nuestra irresponsabilidad y negligencia. En este, como en otros temas, el daño que le causamos, tarde o temprano nos lo cobra, y hoy ya estamos pagando la factura.
Bajo ninguna circunstancia poder seguir actuando como lo hemos hecho hasta hoy. Debemos darnos cuenta de que lo que estamos haciendo es un suicidio colectivo y de que estamos acabando con el planeta que habremos de heredar a nuestros hijos y nietos.
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