03 de noviembre. Recientemente la titular del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública de Oaxaca, Karina Barón Ortiz, dio a conocer que se pondrá en marcha en esta ciudad de Huajuapan un programa piloto para reeducar a los hombres que hayan incurrido en violencia contra las mujeres.
Por otra parte, la coordinadora de Prevención del Delito en este municipio, Joselyn Flores Girón, reveló que en los dos últimos meses se incrementaron los casos de bullying en instituciones educativas de Huajuapan, algunas de ellas de nivel Primaria.
En ambos casos se trata de problemas que hasta hace relativamente poco no se visibilizaban o, peor aún, se normalizaban.
Es indudable que reeducar a las personas que incurren en cualquier tipo de violencia, ya sea contra las mujeres o contra los niños, será un paso más en la lucha que como sociedad debemos seguir librando para abatir esta problemática que cada vez es más grave; pero difícilmente estas acciones irán más allá de un paliativo.
Un verdadero cambio de mentalidad para que la violencia en cualquiera de sus formas deje de ser parte de nuestra realidad cotidiana debe generarse en el seno de los hogares, a partir del fortalecimiento de los valores universales; educar a las nuevas generaciones en la cultura del respeto para no tener que reeducarlos cuando sean adultos.
Un dato importante es que en muchos de los casos de bullying que se dan en esta ciudad la violencia escolar no es física sino cibernética. En algunas escuelas primarias se han detectado grupos de WhatsApp creados por los propios alumnos, exclusivamente para humillar y agredir a sus compañeros.
Esto debe llamar nuevamente la atención de los padres de familia y de los maestros sobre la necesidad de vigilar el uso que los niños y los adolescentes dan a las herramientas tecnológicas que fueron creadas para facilitar la vida a los seres humanos, pero que utilizadas de manera irresponsable o dolosa se convierten en armas que lastiman gravemente la autoestima y la dignidad de las personas.
A las redes tradicionales se ha sumado recientemente una herramienta que potencializa tanto la utilidad como los riesgos de la tecnología: la inteligencia artificial. Hace unos días se difundió un audio atribuido al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, relativo al proceso interno de Morena para elegir su candidato al Gobierno de la capital del país. Casi de inmediato, Batres negó su autenticidad, asegurando que fue creado utilizando la inteligencia artificial.
Al margen de la autenticidad o no autenticidad del mensaje de referencia, lo que es cierto es que hoy se pueden crear imágenes, audios o videos de cualquier persona, presentando una realidad virtual para atacar, denostar o descalificar.
El caso de Martí Batres es solo el preámbulo de lo que muy probablemente habremos de vivir en los próximos meses en el contexto del proceso electoral que ya ha iniciado, pero que llegará a su punto máximo cuando inicien las campañas y se aproxime la jornada electoral. Seguramente abundarán en las redes sociales las publicaciones falsas creadas para descalificar a los adversarios políticos, pero también las justificaciones de quienes sean sorprendidos en situaciones inapropiadas. La frase de moda será “No soy yo, es inteligencia artificial”.
La facilidad con la que hoy se pueden utilizar las herramientas tecnológicas para distorsionar la realidad nos deben hacer mucho más cautelosos ante el torrente de información falsa que circula en las redes sociales.
Ante esta nueva realidad, hoy más que nunca se debe revalorizar el papel de los medios de comunicación tradicionales, que han sido satanizados, tachados de arcaicos y hasta condenados a su supuesta extinción, pero que hoy por hoy representan el vehículo más confiable para acceder a información veraz.
Frente a quienes pueden manipular, mentir, denostar y destruir honras desde el teclado de una computadora o de un teléfono, amparados en el anonimato y en la más absoluta impunidad, hay equipos de personas con nombre y apellido, que dan la cara, que recaban, procesan y analizan la información, que asumen una responsabilidad y en muchas ocasiones las consecuencias éticas y legal de lo que publican. Esa es la diferencia.
Facebook: Sistema Radiofónico Informativo