08 de septiembre. Esta semana, el Consejo Estudiantil de la Escuela Normal Experimental “Huajuapan” dio a conocer que esa institución se separó de manera temporal de la Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca (C.E.N.E.O.).
Esta decisión la adoptó por considerar que con el paso del tiempo esa coordinadora ha perdido los ideales políticos y objetivos de lucha; que solo ha servido a intereses personales externos; y que ha realiza movilizaciones “sin objetivos claros” y actuando de manera inconsciente, lo que ha provocado un hartazgo social que pone en peligro la integridad de los estudiantes de la institución.
En respuesta a esta decisión, aproximadamente 120 integrantes de la C.E.N.E.O., encapuchados y con el rostro cubierto, acudieron este jueves a Huajuapan, presuntamente para tomar las instalaciones de la Normal y obligar a los alumnos a dar marcha atrás y reintegrarse a esa coordinadora. No lo lograron porque horas antes los estudiantes cerraron las puertas de la institución y se mantuvieron en el interior, y porque hicieron acto de presencia elementos de la Policía Municipal y de la Guardia Nacional.
Desde su creación en el año 1995, la C.E.N.E.O. –que hasta la semana pasada agrupaba a las 11 escuelas normales de la entidad– se ha caracterizado por realizar movilizaciones que incluyen actos de violencia y de vandalismo, incurriendo en la comisión de diversos delitos de los fueros común y federal.
Bloqueros de carreteras, toma de edificios públicos y de la caseta de peaje de Huitzo, secuestro de unidades del transporte público, daños a instalaciones públicas y privadas, robos a comercios y camiones de reparto, así como destrucción de documentación y equipos de cómputo de oficinas públicas forman parte del modus operandi de esa coordinadora.
Todas estas acciones han provocado el repudio de los ciudadanos y –como señala el comunicado del Consejo Estudiantil de la Normal Huajuapan– ponen en riesgo hasta la vida de los estudiantes.
Las prácticas de “adiestramiento” de las alumnas de nuevo ingreso y las “novatadas” a las que son sometidas en algunas escuelas que son consideradas las más combativas, han provocado la muerte de al menos tres alumnas en la Normal “Vanguardia” de Tamazulápam.
En el primer caso, registrado en agosto de 2007, tres alumnas fueron atropelladas y dos de ellas murieron cuando intentaban apoderarse de un autobús, como parte del llamado “curso de socialización” al que eran obligadas a participar las de nuevo ingreso.
El segundo hecho ocurrió diez años después, en octubre de 2017, cuando murió una alumna, presuntamente debido a los trabajos forzados a que eran sometidas las recién llegadas, y por negarle la atención médica oportuna.
A partir de estos sucesos, alumnas de la institución revelaron que las integrantes del Consejo Estudiantil de la Normal de Tamazulápam sometían a las alumnas de nuevo ingreso a trabajos forzados, maltrato sicológico y castigos de hasta siete días sin alimentos, además de obligarlas a participar en prácticas de adiestramiento.
No es gratuito que algunas de las escuelas que forman parte de la C.E.N.E.O. sean consideradas centro de adoctrinamiento y de adiestramiento, más que de enseñanza. Prueba de ello es que la semana pasada las alumnas de la Normal de Tamazulápam mantuvieron secuestrados hasta la madrugada a maestros y personal de apoyo a la educación, y este miércoles robaron la mercancía que transportaban un tráiler de una empresa refresquera, agredieron a un ciudadano que grababa los hechos, e impidieron el paso a una ambulancia que trasladaba a un paciente grave.
Este tipo de hechos delictivos son los que motivaron a los alumnos de la Normal Huajuapan a dejar las filas de la C.E.N.E.O., a pesar de las presiones de los integrantes de esa coordinadora.
Esta sabia decisión ha sido bien recibida por muchos ciudadanos de Huajuapan, y es un acto de congruencia de los alumnos de esta institución, quienes no coincidían con este tipo de actos de violencia y vandalismo.
Seguramente tendrán que enfrentar presiones, hostigamientos y hasta amenazas; pero si se mantienen firmes, tendrán el apoyo de los padres de familia y de los ciudadanos en general.
Lo que la sociedad merece y necesita son maestros comprometidos con su profesión, verdaderos formadores de las nuevas generaciones; maestros que recuperen la imagen de respeto que inspiraban los educadores en las comunidades; es decir, maestros de verdad.
¡Enhorabuena!
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