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EDITORIAL. Predicar con el ejemplo

SRI-8

29 de mayo. Faltan sólo dos días para que concluya el mes de mayo, y con él la llamada “Jornada Nacional de Sana Distancia”, e inicie el “retorno a la nueva normalidad”, como lo ha denominado el presidente de la República.

Sin embargo, el panorama no es nada alentador, porque la necedad, la desobediencia y la apatía de muchos ciudadanos han provocado que el número de contagios del Covid 19 y de fallecimientos por causa de esa enfermedad no sólo no disminuyan, sino que se incrementen cada día.

A pesar de que el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno federal, Hugo López Gatell, había pronosticado que el pico de la pandemia se ubicaría entre el 6 y el 8 de mayo, esta semana se registró el mayor número de contagios y muertes: el lunes 25 se reportaron 2 mil 485 nuevos contagios y 239 defunciones; el martes 26 3 mil 455 casos y 501 muertes; el miércoles 27 se reportaron 3 mil 463 nuevos casos y 463 decesos más; y el jueves 3 mil 377 nuevos contagios y 447 fallecimientos más.

A pesar de que el presidente López Obrador y el subsecretario López Gatell repiten una y otra vez que “la curva de contagios se aplanó”, que “ya domamos la pandemia” y que “ya vamos de salida”, las cifras oficiales dicen lo contrario, tienen “otros datos”, para decirlo a la manera del presidente: hasta el momento no hay ningún elemento que indique que ya llegamos al pico y que en los próximos días se empezará a mostrar una tendencia a la baja.

Y si la situación que se vive a nivel nacional es preocupante, lo es más la que enfrentamos en el estado de Oaxaca: el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, advirtió que esta y la próxima semana se incrementaran los casos de contagios en Oaxaca.

A pesar de lo anterior, lo que observamos en el país, en el estado, en la región y en esta ciudad de Huajuapan es que las medidas sanitarias para prevenir los contagios se han relajado en gran medida. Cada vez se ve más gente en las calles, y cada vez menos personas utilizando el cubrebocas y guardando la sana distancia; incluso, algunos municipios de la región que habían instalado filtros sanitarios ya los han retirado, como ocurrió en el caso de Chila de las Flores, municipio vecino del estado de Puebla.

Pero, en honor a la verdad, no toda la culpa es de los ciudadanos, pues las autoridades federales y del sector salud han tenido también gran parte de la responsabilidad en el relajamiento de las medidas sanitarias, tanto por los pronósticos erróneos como por la información confusa, la tardanza en adoptar acciones preventivas, la ligereza para anunciar el “retorno a la nueva normalidad” y las contradicciones entre los diversos funcionarios gubernamentales.

Todo esto ha contribuido a que, a pesar de que las cifras de contagios y de muertos aumentan cada día de manera alarmante, y de que esta enfermedad ya es una realidad en la región y en la ciudad, aún existe un gran número de personas que sigue pensando que se trata de un invento del gobierno o de las naciones poderosas, o que creen que lo peor de la pandemia ya pasó.

No hay que olvidar que mientras las autoridades de salud pedían a los ciudadanos no saludar de mano o de beso y no abrazar a los demás, el presidente López Obrador decía “abrásense”; mientras se pedía a la gente quedarse en casa, el presidente no sólo seguía realizando sus giras todos los días, sino que invitaba a la gente a salir con la familia; mientras en el resto del mundo se aplicaban millones de pruebas para detectar la enfermedad, en México las autoridades siguen sosteniendo que no son necesarias.

No podemos olvidar tampoco que mientras se pedía a los ciudadanos utilizar cubrebocas cuando salgan a la calle, el mismo subsecretario López Gatell se pasó tres meses repitiendo que no era necesario y que incluso podría resultar contraproducente. Pero esta semana salió con que “dice mi mamá que siempre sí”, y dijo que el cubrebocas es “una medida auxiliar para evitar la propagación” del virus.

Pero las contradicciones continúan, pues hace apenas una semana la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, fue sorprendida en una tienda de autoservicio de la Ciudad de México comprando vino y frituras, sin utilizar cubrebocas. Lo más grave es que esta funcionaria es quien se encarga de dar a conocer los nombres de las empresas que no cumplen las medidas sanitarias.

¿Y qué decir del presidente de la República? Hasta hoy no sólo sigue realizando sus conferencias mañaneras de manera presencial, a pesar de que varios miembros de su gabinete y reporteros que cubren estos eventos han contraído la enfermedad, sino que hasta hoy se sigue negando a utilizar cubrebocas. Y por si fuera poco, ya anunció que el martes reanudará sus giras por diversas entidades del país, lo que resulta no sólo una contradicción sino que aumenta la confusión de los ciudadanos.

Es por eso que muchos ciudadanos han roto el confinamiento social y han relajado las medidas sanitarias.

Cada vez son más los ciudadanos que se rebelan ante las recomendaciones de las autoridades, y sus razones parecen tener una gran dosis de razón: “¿Por qué a quienes tenemos que salir a ganarnos la vida se nos pide que nos quedemos en casa, mientras el presidente sale de gira? ¿Por qué a los ciudadanos se nos pide usar cubrebocas si el presidente y los miembros de su gabinete no lo utilizan? ¿Por qué tenemos que guardar la sana distancia si en los eventos gubernamentales no lo hacen?”.

Mientras no exista congruencia en las autoridades, mientras no dejen de enviarse mensajes contradictorios y confusos, cada vez habrá más ciudadanos a quienes la necesidad económica empujará a desobedecer las medidas de prevención.

No nos equivoquemos: aún no hemos superado la etapa más difícil de la pandemia, ni en el país ni en el estado de Oaxaca, ni en la Mixteca. Baste decir que hace apenas unos días en nuestra entidad había 213 municipios que no tenían ningún caso de Covid, y hoy ya hay 90 de esos municipios que ya tienen contagios.

No podemos ni debemos relajar las medidas sanitarias, pues todo parece indicar que la etapa más difícil de la pandemia apenas está por venir.

Pero si las autoridades realmente quieren que los ciudadanos acaten las medidas de prevención, tienen que ser congruentes; si se pide a la gente que se quede en casa, los funcionarios de todos los niveles también deben hacerlo; si se le pide que use cubrebocas, los primeros en usarlo deben ser los funcionarios, del presidente para abajo.

No hay de otra: hay que predicar con el ejemplo.

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