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Bienvenidos al mundo de los valores (Marzo-2011)

 

Nuevamente estamos iniciando un año nuevo, bueno ya vamos en Marzo, y es el momento de las reflexiones, de los pensamientos bien intencionados, de los sueños inconclusos, de las peticiones de realización, de la promesa eterna, de la consolidación económica, de la vida longeva y estamos en espera de los favores de la divinidad. Y en estos momentos difíciles, les deseo cordialmente que lo logren a través de una inmensa Fe, en un encuentro con Dios y con la espiritualidad

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¿Pero que es la fe?: La fe desde el punto de vista místico contempla un conjunto de principios, ideas y pensamientos que forman parte de las creencias de alguna religión con el afán de alcanzar o lograr algo material, espiritual o más allá de la realidad terrenal. Por tal motivo podemos hablar de una fe cristiana, de la fe hinduista o quizás de la fe del budismo Zen, fe católica o fe luterana, fe sunnita o fe chiita entre los musulmanes, fe ortodoxa o fe del judaísmo, entre muchos otros grupos religiosos. Pero mas allá de mi convicción religiosa, del Dios de nuestra preferencia, de la predilección por una religión, quisiera pensar en una fe universal, en una fe que nos uniera a todos los seres humanos, y no en tantas formas de fe que terminan enfrentándonos. (Los musulmanes de Irán tienen una enorme fe en que algún día desaparezca Israel del mapa).

A diario escuchamos de la fe que profesan una enorme cantidad de personas, muchas de ellas instaladas en los dogmas o en los principios de algunas de las muchas religiones que existen en la faz de la tierra y en ocasiones, me siento tan desalentado cuando escucho de los fracasos de muchos seres humanos por no haber alcanzado sus sueños que con tanta fe habían deseado y puedo comentarles muchos ejemplos de esa fe fallida que no alcanzó las perspectivas tan codiciadas:

El paciente que se complica a pesar de tener esa fe tan vehemente, el accidente carretero del autobús que se va al barranco ocurrido cuando con tanta fe esas personas se dirigían al sitio religioso de su preferencia. La fe y el entusiasmo que pusimos en nuestro matrimonio y a pesar de ello fracasó estrepitosamente entre los vaivenes de la infidelidad o de la perversión. Tuvimos tanta fe en alcanzar en nuestro trabajo el anhelado ascenso y terminaron por otorgárselo a un fulano que al parecer no reunía el perfil. Cuantas personas tienen una enorme fe en bajar de peso, de iniciar un programa nutricional adecuado y un programa asertivo de acondicionamiento físico y al año siguiente, no solo pesan lo mismo, se cargan unos kilitos de más. O el joven que con enorme fe acude al templo a rezar por el examen del siguiente día y luego sale reprobado. Tengo enorme fe en que mi próximo libro sea un éxito de aceptación, pero si lo tengo guardado en la computadora y nadie lo conoce, difícilmente será conocido y aceptado. Otros con una vida azarosa, llena de flagrantes violaciones a los grandes valores, con un pasado lleno de yerros y daños a otras personas, tienen fe de ser recompensados en el mas allá y ahí estriba la fe de muchas personas, que al final de la vida sean perdonadas y puedan tener acceso a los premios de la divinidad después de la muerte y de esa fe se aferran con vehemencia. Algunos tienen una enorme fe en sacarse la lotería y ni siquiera compran el boleto y como estos, puede haber muchos ejemplos de esa fe malograda, tanto así, que observemos a los jóvenes de hoy, ¿cuantos realmente tienen fe en sus preceptos religioso?

¿Como alcanzar una fe más racional, mas instalada en el aspecto cortical? La Fe es la plena convicción de que vamos a alcanzar nuestros proyectos, con la indudable certeza de lograrlo sin vacilación alguna. La fe es ese toque de anhelo que todos tenemos para alcanzar algo, aun sin tener los elementos materiales, emocionales o espirituales confiables para lograrlo. La esperanza y la fe son las fuerzas brutales que nos impulsan a conseguir todo aquello que deseamos. Y estamos seguros que así será.

Pero lo vamos a conseguir a través de una fe activa, de una fe dinámica, de una fe de acciones y convicciones, con proactividad, una fe matizada de perseverancia y continuidad, de aquella fe sustentada en la iniciativa, en el compromiso, en el esfuerzo, en la dedicación, una enorme fe respaldada en la información abundante y de calidad, actuando con respeto a los otros y a las leyes que nos rigen. En el marco de la honestidad, adornada de la dignidad y la entrega, crece la fe. Jamás alcanzaremos nuestras metas con una fe mágica o dogmática. La Fe se convierte en algo real y tangible, como resultado de aplicar los dones divinos de la imaginación, de la voluntad, de la conciencia y de la moralidad. Y un valor cardinal en la calidad de esa fe realmente útil, es la congruencia de nuestras acciones con nuestros pensamientos, es decir no podemos pensar en ningún tipo de fe si no nos instalamos profundamente en el valor de la Integridad. La fe es el resultado de la actuación  personal con un carácter valioso que nos va llevando progresivamente al logro de nuestras metas, pero con ese carácter de integralidad, de no ser así, no es fe, quizás sea necedad u obcecación y así el logro será tardío, doloroso, inútil o quizás poco valioso o trascendente. Por eso, la fe de orden religiosa, no está divorciada o separada de una fe dinámica y pragmática como la que comentamos, es mas, son complementarias.

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Estoy convencido de que la voluntad férrea es la máxima fuerza para alcanzar los objetivos que nos pusimos enfrente, es la fuerza que nos impulsa y nos guía a pesar de las adversidades que a diario encontraremos en el camino. Las directrices intrínsecas de la fe son la confianza (principal premisa), la esperanza es la otra y finalmente es nuestro actuar cotidiano enriquecido en valores, es decir una conducta ética congruente con nuestra verdad.

 

Dios, el Dios de su preferencia o la evolución misma, nos dotaron del tejido mas sofisticado que se conozca hasta este momento en el universo y ese tejido maravilloso esta formado por nuestras neuronas, calculadas en más de 100,000 millones, dotación que nos es entregada al momento de nacer, solamente que algunos las utilizan y otros las desperdician miserablemente. Se estima que el ser humano promedio maneja aproximadamente el 10 % de su capacidad neuronal, imaginemos el potencial que tenemos, lo que podríamos alcanzar o realizar de utilizar un poco mas de ese porcentaje. Se estima que Albert Einstein utilizó el 15 % de su capacidad neuronal y fue el genio que todos conocemos. Y en ese tejido

maravilloso se instala el valor de la libertad, que es la capacidad individual de elegir nuestras decisiones, de seleccionar nuestro destino y algunos optan por la mediocridad y otros por la grandeza, algunos por la delincuencia y la corrupción y otros por la rectitud y la honestidad, otros mas prefieren la infidelidad, la perversión y la destrucción de los hogares, es decir, tenemos la facultad de elegir lo que queremos ser, de alcanzar lo que anhelamos o también la capacidad de destruirnos física o moralmente. Por lo tanto, cuando esas neuronas las vamos enriqueciendo, alimentando, cultivando desde la infancia o con la formación educativa apropiada, con valores tan profundos como son la Honestidad, el Respeto, la Integridad, la Disciplina, la Comprensión, el  Compromiso, la Fidelidad, la Lealtad, la Humildad, el Perdón, la Sinceridad, la Responsabilidad, la Perseverancia, etc., el resultado será obtener la confianza de todos los que nos rodean: pareja, hijos, familia, amigos, compañeros, conocidos, pero sobre todo, vamos a obtener una enorme confianza en nosotros mismos, y en nuestro interior vamos a labrar una fe inmensa, derivada de la aplicación de esas guías espirituales, de esas reglas espléndidas, de carácter cortical, de orden universal que se llaman valores. Y de esa fe estructurada en valores vamos a encontrar la salida a los múltiples problemas por lo que transcurre la humanidad.

 

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Me queda la esperanza y el deseo de ver resuelto el porvenir de mis hijos y de mis nietos, cuando alcancemos a comprender la grandeza de los valores y de la enorme fe que de ellos se desprende. Y no solo es palabrería hueca, ni dogmas de buena voluntad lo que pongo a su consideración, es la experiencia de muchos pensadores, de años de estudio sobre el tema, de los muchos ejemplos de personas valiosas que han trascendido y de largas y profundas reflexiones personales, en donde contemplo a la fe como la confianza depositada en una verdad indiscutible e insoslayable: la cultura de los valores. Dios estaría orgulloso de nosotros si todos actuáramos con una enorme fe sustentada en una conducta ética. El mundo se encuentra en donde se encuentra, por el tipo de fe que hemos utilizado.

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La Fe se convierte en algo tangible cuando son los ángeles los ganadores de la batalla interior:

Le decía un hombre a su nieto:
-Hijo: dentro de ti se da una batalla pavorosa entre un horrible monstruo y un bello ángel: ambos están instalados en tus neuronas, ahí viven y el campo de batalla es tu cerebro:
El primero es malvado, lleno de deshonestidad, matizado de irresponsabilidad, de ignorancia, infidelidad, avaricia, falta de compromiso, arrogancia, soberbia, corrupción, autocompasión, falta de integridad, culpa, resentimiento, amargura, venganza, inferioridad, mentiras, falta de respeto, indolencia ante la vida y sobre todo de está cargado de envidia.

El otro personaje-comentaba el abuelo-el ángel, tiene una enorme fe, porque es optimista y alegre; representa la honestidad, la paz, la fidelidad, el amor, el compromiso, la esperanza, la actitud de servicio, la lealtad. Este personaje es todo serenidad, dignidad, humildad, entrega, amor, bondad, se caracteriza por su responsabilidad, por sus detalles, comprensión, empatía, perseverancia, generosidad, puntualidad, verdad y compasión.

El hombre calló.
El nieto se quedó pensando por un momento y luego preguntó: ¿Abuelo y quién gana?
El viejo respondió, «aquél, al que con fe tú elijas alimentar»

Servando Nava E.

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