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2 de Octubre, choque entre la razón y la fuerza

Griselda Celis

1º de octubre. En julio de 1968 un juego de futbol entre las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Preparatoria particular Isaac Ochoterena, terminó en pleito, e intervino el cuerpo de granaderos, con gases lacrimógenos y macanas para devolver el orden.

 

El 24 de julio las vocacionales citadas fueron ocupadas por los granaderos y en respuesta, los estudiantes emprendieron una serie de protestas, que se prolongaron durante los meses siguientes y fueron reprimidas por cuerpos de bomberos, policía y el mismo ejército.

Como respuesta a los actos violentos en contra de los jóvenes, éstos formalizaron todo un movimiento del estudiantado, en la creación del Consejo Nacional de Huelga (CNH). Se organizaron marchas multitudinarias, tomas del zócalo, guaridas, asambleas, pintas, mítines y brigadas

Los estudiantes tomaron las preparatorias 1, 2 y 3 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como una manifestación de protesta ante los abiertos ataques hacia los jóvenes, posteriormente se declararon en huelga planteles del Politécnico, la Universidad de Chapingo, la Coalición de Profesores de Enseñanza Media Superior, algunas Universidades particulares como la Iberoamericana, la del Valle de México, el Colegio de México y otras más a lo largo de la República.

El 1º de agosto el rector de la UNAM Javier Barrios Sierra encabezó una manifestación desde Ciudad Universitaria para demostrar la total reprobación a los actos de extrema violencia por parte de las fuerzas policiales, que por indicaciones del presidente de la nación, Gustavo Díaz Ordaz, comenzaron campañas de investigación, hostigamiento y aprehensión de un gran número de participantes en el movimiento.

Para ese entonces el movimiento estudiantil había logrado la unión y cada vez más consolidada organización de los universitarios, tema que preocupaba a Díaz Ordaz, ya que estaban en puerta los Juegos Olímpicos de 1968 que ese año fueron en nuestro país.

La tarde del 2 de octubre de 1968, miles de estudiantes salieron a la calle a protestar contra el autoritarismo gubernamental, que se hacía presente en persecuciones, secuestros, torturas y asesinatos contra quienes le mostraban públicamente su rechazo, el régimen respondió enviando al ejército y toda su estructura policiaca.

Tras una señal luminosa en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco se abrió fuego contra el Edificio Chihuahua, donde supuestamente se encontraba el Consejo Nacional de Huelga; luego, iniciaron los disparos contra la multitud.

La explanada de Tlatelolco, cuya zona arqueológica da testimonio de la historia prehispánica, se cubrió con la sangre de hombres y mujeres, jóvenes y niños que esa tarde se manifestaban en forma pacífica.

Aquella noche Tlatelolco no durmió, los disparos continuaron hasta el alba; mientras máquinas pesadas levantaban a los caídos en la plaza, los cuerpos de seguridad allanaban los apartamentos de los edificios adyacentes, buscando a los muchos estudiantes que fueron albergados por quienes presenciaron la masacre.

Testigos de los hechos aseguran que los cuerpos fueron sacados en camiones de basura. La explicación oficial del incidente fue que provocadores armados, ubicados en los edificios que rodeaban la plaza iniciaron el tiroteo, y las fuerzas de seguridad respondieron en defensa propia disparando a los supuestos francotiradores.

En octubre de 1997 el congreso mexicano formó un comité para investigar la masacre de Tlatelolco. Entre los testigos figuró el ex presidente de México Luis Echeverría Álvarez, entonces Secretario de Gobernación, quien admitió que los estudiantes estaban desarmados y sugirió que la acción militar fue planificada anticipadamente para destruir o debilitar el movimiento estudiantil.

En octubre de 2003, el National Security Archive de la Universidad Geroge Washington publicó documentos de la CIA, El Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y la Casa Blanca. En donde se detalla que el Pentágono envió al país instructores en lucha antisubversiva, armas, municiones, material para control de protestas y equipo sofisticado de comunicación militar. En respuesta a la preocupación del gobierno mexicano por la seguridad de los Juegos Olímpicos.

El Movimiento Estudiantil de 1968 no fue un hecho aislado; en todo el mundo se propagaron ideologías liberalistas, comunistas y socialistas, de modo que estudiantes en Europa, Japón, Nueva York y América Latina emprendieron actividades de oposición hacia las políticas económicas y sociales en sus respectivos países; por lo que cada movimiento estudiantil tuvo sus propios matices, con el denominador común de que todos los gobiernos, recurrieron a la fuerza para devolver el orden.

Luego de los hechos violentos en Tlatelolco, el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz expresó su orgullo por haber salvado al país de siniestros conspiradores internacionales y nacionales, ajenos a la historia y anhelos nacionales.

A 39 años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, no se ha determinado la cantidad de muertos: algunos estimados apuntan a centenas (más de 300 personas), aunque las fuentes gubernamentales reportan una estimación de entre 40 y 50. La fuente oficial reportó en su momento 34 muertos, en su mayoría soldados.

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